Los bonos en dólares emitidos por el gobierno y aquellos colocados por empresas han tenido una performance claramente diferenciada durante el último año. Mientras la deuda soberana muestra una tendencia bajista desde que debutaran en el mercado secundario, lo contrario ocurre con la deuda corporativa, y sobre todo en la de mayor calificación de crédito, con alta demanda y sensible caída de rendimientos.
Los bonos en pesos vienen mostrando una dinámica muy distinta a la de sus pares en moneda dura. Más allá de cierta volatilidad desatada por motivos puntuales, su comportamiento ha sido estable y con mejoras en sus precios a lo largo del tiempo. La semana vio ganadores a los bonos BADLAR y BoTes como bloque homogéneo, pero puntualmente y pese al ajuste reciente, los CER largos fueron los de mayor avance.
Los bonos dolarizados experimentaron una interesante suba durante las últimas jornadas. Sin embargo, el avance de 12% desde los mínimos de noviembre debería ser puesto en contexto y notar que fue un rebote desde los precios mínimos históricos. Independientemente, el spread entre las distintas legislaciones y contratos de los bonos es seguido por el mercado a fin de detectar posibles arbitrajes. ¿Hay valor hoy en ese trade?
Los bonos en moneda nacional, y tal como suele ocurrir, operaron bajo presión en la previa de las elecciones debido a la dolarización de carteras. El movimiento generó subas de tasas en las Letras a Descuento, y tasas reales bien positivas y con pendiente negativa en las Letras indexadas al CER. Sin embargo el efecto fue muy acotado en su duración y hoy los títulos en moneda nacional gozan de buena demanda.
La curva hard-dollar soberana se negocia con paridades del 30% y una TIR del 20%, en una dinámica que no se ha modificado desde que los bonos comenzaran a operar hace un año y dos meses. Por el contrario, la deuda corporativa opera sostenida y con yields sensiblemente inferiores a Globales y Bonares. Las razones exceden a la concentración y riesgo.
El diferencial de rendimientos entre los bonos dolarizados bajo ley local respecto a aquellos bajo ley extranjera ha existido, en mayor o menor medida, desde que comenzaron a negociarse en el mercado secundario. Pero este spread fue fluctuando al ritmo del tipo de cambio implícito más que por la percepción del riesgo local per sé. La última semana trajo novedades en este aspecto.
Dentro de las distintas alternativas de inversión en instrumentos en moneda nacional, aquellas que ajustan por la tasa de los depósitos por más de $1 MM a treinta días no atraen mayor interés. Existen razones de índole técnica, de oferta y liquidez para explicar el poco atractivo actual, aunque todas están relacionadas. Pensando en algunos posibles escenarios post elecciones, ¿habrá una nueva oportunidad para los soberanos BADLAR?
La dolarización de portfolios ha sido históricamente una conducta típica de los actores económicos en la previa de un acto eleccionario. En menor o mayor medida se fue desarrollando a la par de la trascendencia de la votación del momento. En una semana estaremos entrando en una elección de significativa importancia, incrementando sensiblemente la búsqueda de cobertura, en primera instancia con instrumentos dolarizados, y en segunda con aquellos ligados a la inflación. El mencionado asset class fue el de mejor recorrido durante las últimas semanas, compitiendo a la par de dollar-linked y futuros de tipo de cambio en Rofex.
La dinámica de los bonos soberanos en dólares surgidos de la reestructuración del año pasado continúa siendo negativa, acelerando recientemente la presión bajista en los precios y disparando TIRs y spreads a nuevos máximos. Los factores adversos que los afectan van en aumento mientras van menguando los atractivos. En este punto el mercado comienza a hilar fino y trata de minimizar efectos adversos eligiendo entre los distintos componentes de la curva.